Conversión al blanco y negro

Conversión al blanco y negro

Sin duda el blanco y negro tiene algo especial, un encanto que seguramente viene derivado de su mayor cercanía al ámbito de lo abstracto lo que potencia su lado artístico y atrae a todos los verdaderos amantes de la fotografía. En la práctica, son muchos los que convierten algunas de sus imágenes al formato monocromo, pero no tantos lo que disparan directamente con película de blanco y negro o tratan de simularlo directamente en formato digital. Para estos últimos ahí van unos consejos prácticos para mejorar sus resultados.

Como decimos, vamos a dejar aparte el proceso que implica disparar en color y luego pasar nuestras fotos en color a blanco y negro.

De hecho, es una ventaja que muchas cámaras incorporen un modo o filtro monocromo que nos ayuda a previsualizar el resultado de las tomas; Incluso algunas como las Fujifilm Serie X, ofrecen modos de simulación que tratan de reproducir las típicas películas de blanco y negro de la casa. Se trata de modelos que cuentan con visor electrónico en el que, activando esta posibilidad, se nos muestra la escena directamente sin color, facilitando así lo que quizá sea más complicado en este tipo de fotografía.

Ver en blanco y negro

Y es que, sin duda, hacer fotos directamente en blanco y negro es un ejercicio de abstracción complicado cuando lo que vemos a través de nuestros ojos está en un perfecto “technicolor”. Como sabéis, muchos colores al ser convertidos a blanco y negro son imposibles de apreciar. ¿Por qué se produce esto? Sencillamente porque el ojo humano sólo es capaz de distinguir, aproximadamente, un máximo de quinientos tonos de gris (aunque hay quien sólo puede ver unos 50, depende de la persona), mientras que los tonos de color que podemos percibir son casi ilimitados.

Color Blanco Negro 2Los colores básicos convertidos directamente a blanco y negro.

Por eso al convertir el color a blanco y negro muchos tonos son idénticos. Para entenderlo de una forma sencilla, podemos imaginarnos un vagón de tren en el que sólo hay 50 asientos y donde debemos colocar a 200 viajeros. La única manera de que entraran todos sería sentar a cuatro personas en cada asiento, suponiendo que fuera posible. Son demasiados pasajeros para sentarse cada uno por separado con lo que no queda más remedio que “comprimirlos”. Y eso sería similar a lo que ocurre con los colores convertidos a blanco y negro.

Por si fuera poco, hay tonos que al convertirse en blanco y negro son casi idénticos cuando en color son muy diferentes, dificultando aún más el asunto. Un buen ejemplo son el rojo y el verde, que convertidos a monocromo son muy similares. Como veis abajo, convertir a blanco y negro una fotografía de un campo de amapolas puede dar un resultado francamente desastroso.

Amapolas Color Blanco NegroUn campo de amapolas convertido a blanco y negro. Foto original de Wikimedia

Así que mirar en blanco y negro es algo complicado pero que, como todo, se aprende practicando. Además, para lograr mejores resultados también podemos echar mano de algunos recursos muy interesantes como los filtros de colores que nos ayudan a diferenciar los colores en el entorno monocromático.

Usando filtros de colores

Hace años, cuando la fotografía sólo era química, era muy habitual utilizar filtros de colores para conseguir mejores resultados en blanco y negro. Según la teoría aditiva del color (es decir, la que habla de luz y no de pigmento) o modelo RGB, un filtro de un color determinado deja pasar la radiación correspondiente a ese tono y, dependiendo de la intensidad del filtro, bloquea al resto, especialmente al que es su color complementario.

Filtros ColoresFiltros de colores. Foto de Wikipedia

Así, utilizando filtros de determinados colores podemos bloquear la radiación correspondiente a ciertos tonos y de esta manera diferenciar unos colores y otros en blanco y negro. Un buen ejemplo es el filtro amarillo, un clásico entre los fotógrafos monocromáticos que permite oscurecer los cielos azules (el amarillo es complementario del azul), resaltar las nubes y, de paso, hacer que resulten más brillantes otros colores de la escena como el verde, rojo y naranja.

Si queremos conseguir el mismo efecto pero aún más dramático podemos utilizar un filtro naranja, que hará que el cielo azul se vuelva más oscuro y que los colores cálidos de la escena se vean aún más brillantes. Rizando el rizo, un filtro rojo lo acentúa aún más, aunque el efecto es quizá exagerado porque hará que lo que esté en rojo se convierta en blanco y que los tonos verdes de la escena aparezcan muy oscuros.

Filtro Rojo EjemploUn ejemplo de paisaje realizado usando un filtro rojo. Foto de Charles Knowles

Si por el contrario utilizamos un filtro verde obtendremos el caso opuesto al anterior: el rojo se volverá oscuro y el verde será más brillante. Este filtro no es muy utilizado por su escaso efecto, pero puede ser interesante en determinadas escenas.

Por último, tampoco se usa mucho el filtro azul, otro filtro poco común pero que es el único que permite aclarar los tonos azules de la escena. Su efecto oscurece los colores cálidos hasta el punto de que el rojo se vuelve negro, y puede servir para separar elementos en una escena donde, al convertirse a blanco y negro, los colores están muy mezclados. Además, también vale para aumentar la niebla y la bruma, lo que ayuda a enfatizar un paisaje con este tipo de elementos.

Por tanto, gracias a los filtros podemos manipular el color de una escena para separar tonos que en color son diferentes y en blanco y negro se solapan, pero aún así hay otros elementos cruciales que debemos considerar a la hora de hacer fotos en blanco y negro, y uno fundamental es el contraste.

La importancia del contraste y la iluminación

Ejemplo ContrasteFoto de Marc Brüneke

Dependiendo de qué es lo que quieras reflejar, el contraste es un elemento que va a jugar un papel crucial para el impacto de una imagen. Ante la ausencia de colores que permitan definir el estado de ánimo de nuestra fotografía, el tipo de luz que reflejemos es seguramente el elemento más importante para crear ambiente. Así, mientras la luz directa del sol puede resultar un auténtica pesadilla para los fotógrafos en color, no es así para los monocromáticos.

Sobre todo si, por ejemplo, te gusta la fotografía de calle, donde este tipo de iluminación suele ser ideal ya que permite crear fuertes contrastes que se suelen utilizar como elemento compositivo. Por el contrario, si prefieres imágenes con menos contraste, por ejemplo para realizar retratos, los días nublados o brumosos son los ideales porque ofrecen una atmósfera mucho más suave, con la luz uniformemente distribuida.

Otros factores a considerar

Además de la conversión del color y del contraste de la imagen, hay otros elementos en los que podemos apoyarnos a la hora de hacer fotografía en blanco y negro para resaltar la imagen. El volumen y la forma son dos muy importantes, y permiten mostrar detalles que seguramente pasarían inadvertidos en una fotografía a color. Por eso, además de tratar de abstraernos del color, también es muy útil buscar formas y volúmenes que aporten interés a la foto.

Lo mismo pasa con las texturas y los patrones, elementos que se encuentran en la naturaleza y que muchas veces ganan protagonismo con la fotografía monocromática. Y es que a veces el cromatismo nos impide fijarnos en detalles como los patrones de repetición de determinados elementos o las interesantes texturas de ciertos objetos.

Al eliminar la información de color es más sencillo fijarse en estos otros elementos que ganan enteros y pueden convertirse en el leit motiv que haga de una imagen que quizá sería anodina en color se convierta en una buena fotografía.

Patrones EjemploFoto de Dani Vázquez