Fotografía infrarroja
Dentro del espectro electromagnético, que así se denomina a todo el conjunto de ondas electromagnéticas que existen, sólo una pequeñísima porción de éste es visible al ojo humano.
A esta porción se la denomina espectro visible e incluye aquellas radiaciones con longitudes de onda comprendidas entre los 380 y los 780nm, aunque puede variar dependiendo de cada persona.
El espectro infrarrojo, que linda con el espectro visible, cuenta, por su parte, con la parte del espectro comprendida entre 780nm y 1mm aproximadamente.
Simplemente por curiosidad, el nombre viene porque el color del espectro visible con el que linda la zona infrarroja es, precisamente, con el color rojo.
En cuanto al prefijo «infra», hace relación a que las ondas infrarrojas tienen menor frecuencia que el rojo, que es el color con menor frecuencia del espectro visible.
¿Qué hace un filtro infrarrojo?
Seguro que piensas que estos accesorios lo que hacen, como su nombre indica, es filtrar las radiaciones infrarrojas, ¿verdad?
Pues lo cierto es que no, se encargan de filtrar, curiosamente, la región visible, dejando pasar las radiaciones infrarrojas.
Si has tenido la oportunidad de ver alguno de estos filtros, aunque sólo sea en un catálogo, habrás podido ver que, bien en su nombre, o bien en sus especificaciones, les acompaña un número.
Éste número hace referencia a la longitud de onda, dentro del espectro visible, hasta la que filtra. Por ejemplo, el Hoya R72 de la imagen, filtra el espectro visible hasta los 720 nm, dejando pasar la parte del espectro con mayor longitud de onda.
Los 720 nm son, sin duda, los filtros más habituales y populares entre los fotógrafos. Aunque también puedes encontrar (yo de hecho los tengo, aunque no los he usado) 850 nm, 950 nm, etc.
¡Salgamos a probarlo! ¿Qué necesito?
Necesitarás lo siguientes:
- Un filtro infrarrojo, por supuesto. La marca, como siempre, es importante, pero no esencial.
- Un trípode, ya que deberás prolongar mucho la exposición de las tomas para lograr que las ondas infrarrojas actúen sobre el sensor.
- Un disparador remoto, o bien hacer uso del temporizador de la cámara. Sólo así conseguirás que la toma no aparezca un tanto movida como consecuencia de apretar el disparador. No obstante, éste es, desde luego, el accesorio más opcional de todos.
Consejos
Ya lo tienes todo, has encontrado esa escena con un cielo azul y mucho verde que sabes que queda genial cuando cuentas con un filtro infrarrojo y quieres saber cómo sacarle el máximo partido al filtro.
Pues tranquilo, que aquí van unos consejos que te serán de mucha ayuda, te lo prometo.
1. Prepara el trípode, ubica la cámara, encuadra la escena sin el uso del filtro e incluso dispara para que luego puedas comparar la fotografía original con aquella obtenida al interponer el filtro.
2. Pon el filtro infrarrojo y no te asustes. Sí, lo sé, no ves nada por el visor. Por eso te he pedido que encuadrases sin filtro, porque al poner el filtro no verás nada.
Si disparas siguendo las mediciones del metering de tu cámara es probable que obtengas lo siguiente:
No es una broma, tu cámara no está acostumbrada a exponer correctamente las radiaciones infrarrojas, así que habrá que «echarle una mano».
3. Ayuda a tu cámara a medir correctamente la exposición de las radiaciones infrarrojas. ¿Cómo hacerlo? Muy sencillo, si tu cámara te da la posibilidad de seleccionar bracketing de exposición, úsalo. Si no, haz como yo, sobreexpón la fotografía.
¿Cuánto debes sobreexponer? Eso depende de tu cámara y del filtro que estés usando. Haz pruebas y quédate con la que mejor te funcione. En mi caso, he tenido que seleccionar +5EV. Aunque, antes había probado 0EV, +1EV, +2EV…
Mi resultado fue el siguiente:
Parece que funciona, ¿no? Sí, pero no. Porque aunque la exposición ya es correcta, hay una dominante rojiza exagerada. ¿Por qué?
Pues nuevamente porque nuestra cámara no está acostumbrada a trabajar con el espectro infrarrojo (y una pequeña parte del visible) y por eso no «afina» bien con el ajuste de blancos.
4. No uses el modo automático de balance de blancos (WB Auto). Con el filtro puesto, indica a tu cámara que obtenga el balance de blancos apropiado para la escena que vas a fotografiar.
A este modo se le suele denominar Personalizado o Manual. En mi D60 esta opción del balance de blancos se llama «WB Pre». Si no es así en tu cámara, te toca echarle un vistazo al manual de instrucciones.
Para obtener la medición a utilizar, indica a tu cámara que la imagen que usarás para obtener el balance adecuado es la misma imagen que vas a obtener. Salvo que sea una escena muy peculiar, la tonalidad media será gris 18, por lo que el resultado será el adecuado.
Si modificas el balance de blancos, podrás obtener algo como lo siguiente:
Éste sí es el resultado que debes obtener y que luego deberás llevarte a casa para tratar en tu programa de edición favorito.
No obstante, si se te ha olvidado ajustar el Balance de Blancos en el momento de realizar la toma y has disparado con WB Auto, puedes tratar de ajustarlo en casa. Sobre todo si has sido precavido y has disparado en RAW.
5. Modo de enfoque automático. En cuanto al modo de enfoque no te he dicho nada, pero mi recomendación es que uses el modo automático.
No podrás ver nada por el visor, pero tu cámara sí que será capaz de enfocar. Así que no te preocupes.
Otra opción es contar con algunos objetivos, especialmente objetivos de fotografía analógica en los que en los indicadores de distancia de enfoque venía un ajuste para enfocar correctamente en radiaciones infrarrojas.
Aunque te parezca increíble, la distancia de enfoque varía (en un espectro y otro), por eso no debes mantener el mismo enfoque que usaste para la toma sin filtro.
6. Sensibilidad ISO lo más baja posible. Sé que no es nada nuevo, aunque en este tipo de tomas en que los tiempos de exposición están por encima del segundo uno puede sentirse tentado a incrementar la sensibilidad del sensor.
Tendrás que valorarlo tú mismo: más ruido fruto de una sensibilidad mayor o una imágenes con estelas o formas a veces poco definidas (como las hojas de los árboles), como consecuencia de un mayor tiempo de exposición.
Procesando las imágenes infrarrojas
Una vez que has vuelto con tu amplia colección de fotografías infrarrojas es momento de aplicarles unos simples ajustes y podrás disfrutar de espectaculares imágenes como las que seguro ya has visto.
Lo primero que vamos a hacer es invertir los rojos y azules para dar a la fotografía un aspecto más natural. Para ello sigue las siguientes instrucciones:
- Asegúrate de estar en modo RGB (Imagen > Modo > Color RGB)
- Inicia el mezclador de canales (Capa > Nueva Capa de Ajuste > Mezclador de Canales…)
- Selecciona el Canal de salida Rojo y en los Canales de origen incluye los siguientes valores: Rojo 0%, Verde 0% y Azul 100%.
- Selecciona el Canal de salida Azul y en los Canales de origen incluye los siguientes valores: Rojo 100%, Verde 0% y Azul 0%.
- Si quieres puedes modificar los verdes, aunque eso es cuestión de gustos.
Con esos cambios, podrás obtener algo como lo siguiente:
Para acabar vamos a redefinir las luces y sombras de los distintos canales, para que la exposición de la imagen sea correcta.
Para ello, sigue estos pasos:
- Crea una nueva Capa de Ajustes para los niveles (Capa > Nueva Capa de Ajuste > Niveles…)
- Selecciona el Canal Rojo y llévate los deslizadores para que pasen a cubrir toda la gama tonal. Fundamentalmente deberás actuar sobre los deslizadores izquierdo y derecho. Aunque también podrás mover el central para las luces intermedias.
- Repite las mismas acciones para los Canales Verde y Azul.